Lorraine Green
Me crié en la Patagonia.
Cuando era chica, en mi casa se hacía de todo: había huerta, carpintería, se cocinaban los budines para la hora del té, se cosía de todo. Eso me dio una familiaridad con el quehacer manual que me acercó de alguna manera al dibujo.
En la casa de mi abuela aprendí sobre las flores y las rosas, que cultivaban en su jardín con mucho cuidado. Mi abuelo me enseñó a observar las aves y me incentivó la lectura. Todos los años me regalaba para mi cumpleaños un libro de arte.
En la casa de mi abuela aprendí sobre las flores y las rosas, que cultivaban en su jardín con mucho cuidado. Mi abuelo me enseñó a observar las aves y me incentivó la lectura. Todos los años me regalaba para mi cumpleaños un libro de arte.
Mi historia
A los 21 años hice un viaje en el cual descubrí la inmensa diversidad de flores que crecen en la estepa y la cordillera patagónica. Empecé a dibujarlas, y a pintarlas en acuarela. Con los años, esos dibujos constituyeron un libro que funciona como una guía de reconocimiento para todas las personas que quieran aprender sobre la flora de la Patagonia.
Desde entonces que mi trabajo ha estado atravesado por la curiosidad por conocer sobre la naturaleza: las plantas, los animales, los paisajes y las historias.
La acuarela ha sido un medio recurrente en mi práctica, pero no el único. Sin embargo, este medio es ideal para mí, porque es práctico, portátil, versátil y tiene una sencillez que me atrae muchísimo.
En mi mochila siempre hay un cuaderno, lápices y acuarelas, que llevo para registrar los lugares y las cosas que me sorprenden.